sábado, 8 de febrero de 2020

LA MALDICION DE LOS FARAONES

Cuando se habla de Egipto y toda su misteriosa y fascinante cultura es casi inevitable que se nos venga un nombre a la mente, Tutankhamón. Ahora debemos preguntarnos porque este joven y casi ignoto faraón, víctima de lo que podríamos llamar un golpe de estado, ha pasado a la notoriedad. Primero, podríamos decir, porque su tumba fue descubierta casi intacta conteniendo toneladas de oro, marfil y piedras preciosas. Y segundo porque después de la apertura de la tumba comenzaron a sucederse una serie de extrañas muertes entre quienes se habían visto envueltos en dicho descubrimiento, esto dio origen a lo que se llamó la maldición de los faraones. Pero mejor vayamos al principio de la historia, más precisamente al 26 de noviembre de 1922, cuando el egiptólogo Howard Carter y su mecenas Lord Carnarvon procedían a abrir una pequeña brecha en la parte superior izquierda de la puerta. Carter encendió una vela para comprobar que el aire no era tóxico y la introdujo en la abertura, al acostumbrar la vista pudo ver una profusión de estatuas de oro, hermosas vasijas y demás piezas resplandecientes. Quedó sin habla.
 
Carnarvon preguntó:
- "¿Ve Usted algo?" - "Sí, cosas maravillosas" Contestó Carter  


Encontraron 700 piezas en la antecámara y para la apertura de la puerta de la cámara fueron invitadas distintas personalidades y el London Times tuvo la exclusiva de la información. Al entrar se encontraron con un féretro recubierto de oro y pinturas, al abrirlo apareció otro con incrustaciones azules y dentro de éste apareció un enorme sarcófago monolítico, intacto, de cuarzo amarillo. Dentro descansaba el Rey con sus manos y la cabeza recubiertas de oro macizo. El trabajo de catalogar, fotografiar, restaurar y embalar las piezas para enviarlas al Museo de El Cairo fue una tarea que demandó varios meses y que algún protagonista no pudo presenciar..... en vida.
 
Lord George Herbert de Carnarvon
Posteriormente a toda la excitación por el descubrimiento de la tumba Lord Carnarvon decide tomarse unos días de descanso en la ciudad de Asuán. Allí al parecer sufrió una común picada de mosquito en la mejilla izquierda que se infectó después de haberse cortado en esa zona al afeitarse. El cuadro febril empeoraba con el transcurso de los días hasta que finalmente fallece el 5 de abril de 1923 a las 2 menos cinco de la madrugada, con un diagnóstico de septicemia y neumonía. Pero las curiosidades del caso fueron que al momento de morir Lord Carnarvon toda la ciudad de El Cairo sufrió un desperfecto en todo el sistema de iluminación, que a pesar de las investigaciones posteriores quedó como inexplicado. Y en Inglaterra, en la finca de Highclere, a la misma hora del deceso de su amo, la perra de Carnarvon comenzó a aullar y murió de repente. A partir de este momento comienza la leyenda de la venganza del Faraón, según se dice en la puerta de la tumba existía una inscripción que advertía: “Las alas de la muerte golpearán hasta sus descendientes a quienes profanen la tumba del Faraón”. Parece algo imposible de suceder, pero los hechos ocurridos a posterior ponen en duda esto, veamos: al poco tiempo de la muerte de Lord Carnarvon, moría también su hermano menor Aubrey Herbert, de 48 años de edad, quien se suició en un arrebato de locura. Poco después, en Egipto, moría también la Hermana de la Caridad que actuó como enfermera del noble inglés y que le atendió hasta su muerte.


En 1929 moría, de una extraña embolia, el Secretario de Lord Carnarvon, Richard Betkell, cuyo padre, Lord Westenrys, moriría en febrero de 1930 lanzándose al vacío desde un séptimo piso donde vivía, al parecer desesperado por la muerte de su hijo. Dicen sus biógrafos que guardaba en su habitación una jarra de alabastro procedente de la tumba de Tutankhamón. Y para colmo, cuando fue llevado al cementerio, el coche fúnebre que llevaba el cadáver, atropelló accidentalmente a un niño de 8 años y lo mató.Los egipcios vieron en estas muertes lo que pensaban era la venganza del Faraón y la prensa egipcia alimentaba esta creencia. ¿Pero como convencer a millones de personas de lo contrario cuando después sucedía lo siguiente? Muere el Profesor Lafleur del Canadá, que fué el primer científico norteamericano que visitó la tumba de Tutankhamón. Murió en Luxor, de enfermedad desconocida. Regresó a su Hotel, se sintió mal, tuvo un fuerte acceso febril y murió en pocas horas. Su médico no pudo explicarse la causa.Arthur C. Mace, del Metropolitan Museum de Nueva York, que trabajó con Carter en la catalogación y ordenación del Material extraído de la tumba, decidió marcharse de Egipto sintiéndose enfermo. Embarcó para Estados Unidos y murió a bordo, en medio del Atlántico. Lady Almina Carnarvon viuda de Lord Carnarvon murió también por la picadura de un insecto como su marido. George Jay Gould, millonario magnate de los ferrocarriles norteamericanos, muy amigo de Lord Carnarvon, visitó la tumba con Carter. Al amanecer del día siguiente tuvo un acceso de fiebre con síntomas similares a los de su amigo y murió aquella misma noche. Los médicos diagnosticaron "peste bubónica".Evelyne White, egiptólogo, que tuvo gran interés en el examen del sepulcro, cayó en un estado de postración que le hizo padecer mucho. Rechazó los cuidados de los médicos y se suicidó, dejando un mensaje: "Pesaba sobre mí una maldición a la que no tengo más remedio que someterme".Georges Benedite, egiptólogo francés, del Museo del Louvre de París, fué otra víctima notable. Murió de una caída poco después de la visita a la tumba del Faraón. Joel Woolf, industrial, fué expresamente a visitar la tumba del Faraón. Después de la visita embarcó para Inglaterra, enfermó en circunstancias parecidas a las de Jay Gould, con fiebre elevada y murió.Ali Kemel Fahmy Bey, otro visitante de la tumba, murió de un disparo que le hizo su esposa en el Hotel Savoy de Londres.Fueron más de 26 muertes las que se relacionaron con la tumba de Tutankhamón. 
 
Hongo Aspergillus Niger
¿Cuales fueron las especulaciones de los científicos respecto de estas muertes? Se especuló con la posible presencia de radiación pero ningún detector de radiaciones ha permitido demostrar la presencia de ninguna substancia que tenga estas propiedades. El 3 de noviembre de 1962, el Dr. Ezz Eldin Taha, médico biólogo de la Universidad de El Cairo, convoca una conferencia de prensa durante la que comunica que ha examinado a numerosos arqueólogos y en todos ha descubierto la presencia de un hongo, el Aspergillus niger, que provoca fiebre e inflamación de las vías respiratorias. Considera que ésta puede ser la explicación de la supuesta "maldición de los faraones".El Aspergillus vive en las momias y en los sepulcros cerrados. La "maldición de los faraones" según él, podía combatirse con antibióticos. Trataba así de desmitificar la famosa "maldición".Poco después de la conferencia de prensa, viajaba de El Cairo a Suez atravesando el desierto por una carretera rectilínea acompañado de dos de sus colaboradores. A unos 70 Km. al Norte de El Cairo chocó frontalmente con otro coche que venía en dirección contraria tras un brusco viraje. Murió instantáneamente con sus dos ayudantes.Otra de las teorías que se han manejado ha sido la del veneno. Se pensó que los sacerdotes, conocedores del manejo de substancias tóxicas, utilizaran veneno, en forma de polvos extendidos sobre el cuerpo mismo de la momia o en sus cercanías, y ya sea por medio del contacto o de la inhalación acabarían con la vida del violador de la tumba. Y por último se presentó al teoría de la Histoplasmosis, que está producida por un microhongo, el Histoplasma capsulatum, que se encuentra en las deyecciones de los murciélagos que habitarían en las tumbas. Esta enfermedad tiene una variante mortal en base a un cuadro con catarro bronquial febril, pero así y todo la mortalidad es del 1 %.
 
Howard Carter
Así como señalamos las muertes que se relacionan con la “maldición” también debemos destacar que hubo mucha gente involucrada que “sobrevivió” y tuvo una vida normal. Y tal vez el caso más llamativo sea el de su principal protagonista, el egiptólogo Howard Carter, que murió a los 70 años, el 2 de marzo de 1939. El día anterior al descubrimiento de la tumba, fue picado en una mano por un alacrán, picadura que le mortificó bastante durante la apertura de la tumba. Además, ese mismo día en la casa donde dormía junto a las excavaciones, penetró una culebra y se comió a un canario al que tenía mucho cariño. A pesar de esto cuando le preguntaban por la maldición el respondía: “Todo espíritu de comprensión inteligente se halla ausente de esas estúpidas ideas”. Puede ser que Carter nunca haya creído en la maldición, pero los que sí lo hicieron fueron los que se llevaron “sourvenires” de la tumba, los cuales los devolvieron de todas partes del mundo al Museo de El Cairo y gracias a eso la colección se conserva casi completa.Y un dato de color para cerrar esta nota, en su viaje inaugural el Titanic llevaba a bordo una momia egipcia, Lord Canterville llevaba de Inglaterra a Nueva York la momia de una famosa pitonisa egipcia de la época de Amenofis IV, pero la misma no iba en la bodega sino iba detrás del puente de mando. ¿Puede haber influído esto en la errática conducta del capitán precisamente en el día del hundimiento? Pregunta sin respuesta.