Cuando se habla de Egipto y toda su misteriosa y fascinante cultura es
casi inevitable que se nos venga un nombre a la mente, Tutankhamón.
Ahora debemos preguntarnos porque este joven y casi ignoto faraón,
víctima de lo que podríamos llamar un golpe de estado, ha pasado a la
notoriedad. Primero, podríamos decir, porque su tumba fue descubierta
casi intacta conteniendo toneladas de oro, marfil y piedras preciosas. Y
segundo porque después de la apertura de la tumba comenzaron a
sucederse una serie de extrañas muertes entre quienes se habían visto
envueltos en dicho descubrimiento, esto dio origen a lo que se llamó la
maldición de los faraones.
Pero mejor vayamos al principio de la historia, más precisamente al 26
de noviembre de 1922, cuando el egiptólogo Howard Carter y su mecenas
Lord Carnarvon procedían a abrir una pequeña brecha en la parte superior
izquierda de la puerta. Carter encendió una vela para comprobar que el
aire no era tóxico y la introdujo en la abertura, al acostumbrar la
vista pudo ver una profusión de estatuas de oro, hermosas vasijas y
demás piezas resplandecientes. Quedó sin habla.
Carnarvon preguntó:
- "¿Ve Usted algo?"
- "Sí, cosas maravillosas" Contestó Carter
Encontraron 700 piezas en la antecámara y para la apertura de la puerta
de la cámara fueron invitadas distintas personalidades y el London Times
tuvo la exclusiva de la información. Al entrar se encontraron con un
féretro recubierto de oro y pinturas, al abrirlo apareció otro con
incrustaciones azules y dentro de éste apareció un enorme sarcófago
monolítico, intacto, de cuarzo amarillo. Dentro descansaba el Rey con
sus manos y la cabeza recubiertas de oro macizo.
El trabajo de catalogar, fotografiar, restaurar y embalar las piezas
para enviarlas al Museo de El Cairo fue una tarea que demandó varios
meses y que algún protagonista no pudo presenciar..... en vida.
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Lord George Herbert de Carnarvon
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Posteriormente a toda la excitación por el descubrimiento de la tumba
Lord Carnarvon decide tomarse unos días de descanso en la ciudad de
Asuán.
Allí al parecer sufrió una común picada de mosquito en la mejilla
izquierda que se infectó después de haberse cortado en esa zona al
afeitarse. El cuadro febril empeoraba con el transcurso de los días
hasta que finalmente fallece el 5 de abril de 1923 a las 2 menos cinco
de la madrugada, con un diagnóstico de septicemia y neumonía. Pero las
curiosidades del caso fueron que al momento de morir Lord Carnarvon toda
la ciudad de El Cairo sufrió un desperfecto en todo el sistema de
iluminación, que a pesar de las investigaciones posteriores quedó como
inexplicado. Y en Inglaterra, en la finca de Highclere, a la misma hora
del deceso de su amo, la perra de Carnarvon comenzó a aullar y murió de
repente. A partir de este momento comienza la leyenda de la venganza del Faraón,
según se dice en la puerta de la tumba existía una inscripción que
advertía: “Las alas de la muerte golpearán hasta sus descendientes a
quienes profanen la tumba del Faraón”.
Parece algo imposible de suceder, pero los hechos ocurridos a posterior
ponen en duda esto, veamos: al poco tiempo de la muerte de Lord
Carnarvon, moría también su hermano menor Aubrey Herbert, de 48 años de
edad, quien se suició en un arrebato de locura. Poco después, en Egipto,
moría también la Hermana de la Caridad que actuó como enfermera del
noble inglés y que le atendió hasta su muerte.
En 1929 moría, de una extraña embolia, el Secretario de Lord Carnarvon,
Richard Betkell, cuyo padre, Lord Westenrys, moriría en febrero de 1930
lanzándose al vacío desde un séptimo piso donde vivía, al parecer
desesperado por la muerte de su hijo. Dicen sus biógrafos que guardaba
en su habitación una jarra de alabastro procedente de la tumba de
Tutankhamón. Y para colmo, cuando fue llevado al cementerio, el coche
fúnebre que llevaba el cadáver, atropelló accidentalmente a un niño de 8
años y lo mató.Los egipcios vieron en estas muertes lo que pensaban era
la venganza del Faraón y la prensa egipcia alimentaba esta creencia.
¿Pero como convencer a millones de personas de lo contrario cuando
después sucedía lo siguiente?
Muere el Profesor Lafleur del Canadá, que fué el primer científico
norteamericano que visitó la tumba de Tutankhamón. Murió en Luxor, de
enfermedad desconocida. Regresó a su Hotel, se sintió mal, tuvo un
fuerte acceso febril y murió en pocas horas. Su médico no pudo
explicarse la causa.Arthur C. Mace, del Metropolitan Museum de Nueva
York, que trabajó con Carter en la catalogación y ordenación del
Material extraído de la tumba, decidió marcharse de Egipto sintiéndose
enfermo. Embarcó para Estados Unidos y murió a bordo, en medio del
Atlántico. Lady Almina Carnarvon viuda de Lord Carnarvon murió también
por la picadura de un insecto como su marido. George Jay Gould,
millonario magnate de los ferrocarriles norteamericanos, muy amigo de
Lord Carnarvon, visitó la tumba con Carter. Al amanecer del día
siguiente tuvo un acceso de fiebre con síntomas similares a los de su
amigo y murió aquella misma noche. Los médicos diagnosticaron "peste
bubónica".Evelyne White, egiptólogo, que tuvo gran interés en el examen
del sepulcro, cayó en un estado de postración que le hizo padecer mucho.
Rechazó los cuidados de los médicos y se suicidó, dejando un mensaje:
"Pesaba sobre mí una maldición a la que no tengo más remedio que
someterme".Georges Benedite, egiptólogo francés, del Museo del Louvre de
París, fué otra víctima notable. Murió de una caída poco después de la
visita a la tumba del Faraón. Joel Woolf, industrial, fué expresamente a
visitar la tumba del Faraón. Después de la visita embarcó para
Inglaterra, enfermó en circunstancias parecidas a las de Jay Gould, con
fiebre elevada y murió.Ali Kemel Fahmy Bey, otro visitante de la tumba,
murió de un disparo que le hizo su esposa en el Hotel Savoy de
Londres.Fueron más de 26 muertes las que se relacionaron con la tumba de
Tutankhamón.
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Hongo Aspergillus Niger
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¿Cuales fueron las especulaciones de los científicos respecto de estas muertes?
Se especuló con la posible presencia de radiación pero ningún detector
de radiaciones ha permitido demostrar la presencia de ninguna substancia
que tenga estas propiedades. El 3 de noviembre de 1962, el Dr. Ezz
Eldin Taha, médico biólogo de la Universidad de El Cairo, convoca una
conferencia de prensa durante la que comunica que ha examinado a
numerosos arqueólogos y en todos ha descubierto la presencia de un
hongo, el Aspergillus niger, que provoca fiebre e inflamación de las
vías respiratorias. Considera que ésta puede ser la explicación de la
supuesta "maldición de los faraones".El Aspergillus vive en las momias y
en los sepulcros cerrados. La "maldición de los faraones" según él,
podía combatirse con antibióticos. Trataba así de desmitificar la famosa
"maldición".Poco después de la conferencia de prensa, viajaba de El
Cairo a Suez atravesando el desierto por una carretera rectilínea
acompañado de dos de sus colaboradores. A unos 70 Km. al Norte de El
Cairo chocó frontalmente con otro coche que venía en dirección contraria
tras un brusco viraje. Murió instantáneamente con sus dos
ayudantes.Otra de las teorías que se han manejado ha sido la del veneno.
Se pensó que los sacerdotes, conocedores del manejo de substancias
tóxicas, utilizaran veneno, en forma de polvos extendidos sobre el
cuerpo mismo de la momia o en sus cercanías, y ya sea por medio del
contacto o de la inhalación acabarían con la vida del violador de la
tumba. Y por último se presentó al teoría de la Histoplasmosis, que está
producida por un microhongo, el Histoplasma capsulatum, que se
encuentra en las deyecciones de los murciélagos que habitarían en las
tumbas. Esta enfermedad tiene una variante mortal en base a un cuadro
con catarro bronquial febril, pero así y todo la mortalidad es del 1 %.
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Howard Carter
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Así como señalamos las muertes que se relacionan con la “maldición”
también debemos destacar que hubo mucha gente involucrada que
“sobrevivió” y tuvo una vida normal.
Y tal vez el caso más llamativo sea el de su principal protagonista, el
egiptólogo Howard Carter, que murió a los 70 años, el 2 de marzo de
1939. El día anterior al descubrimiento de la tumba, fue picado en una
mano por un alacrán, picadura que le mortificó bastante durante la
apertura de la tumba. Además, ese mismo día en la casa donde dormía
junto a las excavaciones, penetró una culebra y se comió a un canario al
que tenía mucho cariño. A pesar de esto cuando le preguntaban por la
maldición el respondía: “Todo espíritu de comprensión inteligente se
halla ausente de esas estúpidas ideas”.
Puede ser que Carter nunca haya creído en la maldición, pero los que sí
lo hicieron fueron los que se llevaron “sourvenires” de la tumba, los
cuales los devolvieron de todas partes del mundo al Museo de El Cairo y
gracias a eso la colección se conserva casi completa.Y un dato de color
para cerrar esta nota, en su viaje inaugural el
Titanic llevaba a bordo
una momia egipcia, Lord Canterville llevaba de Inglaterra a Nueva York
la momia de una famosa pitonisa egipcia de la época de Amenofis IV, pero
la misma no iba en la bodega sino iba detrás del puente de mando.
¿Puede haber influído esto en la errática conducta del capitán
precisamente en el día del hundimiento? Pregunta sin respuesta.
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